La idea del tatuaje era que representara amor propio y que aparecieran flores. El resultado es la representación del tronco de una persona muy simplificada en líneas dándose un abrazo a sí misma, a su vez rodeada de un arco de flores, la naturalidad que envuelve el quererse uno mismo.
Un trabajo que fue muy fácil de desarrollar, ya que la idea estaba muy clara, y el cual gustó mucho.